martes, 23 de febrero de 2010
Celebremos
Hiere la oscuridad
Con tu vela de bruja
Lame las heridas de la noche
Con tu lengua de loba
Abre las piernas
Abre el misterio
Enciende la luna
Despliega tu encanto
Siembra sonrisas
Y riégalas con tu saliva
Celebremos
Icemos
Mezamos
Cumplamos
Ya habrá tiempo para dormir.
Huere.
Obra gráfica: Adán y Eva (1931) de Tamara de Lempicka
http://es.wikipedia.org/wiki/Tamara_de_Lempicka
miércoles, 17 de febrero de 2010
Las aventuras de la Zorra
1
Una zorra que miraba su sombra al amanecer se dijo:
"Hoy me comeré un camello para almorzar"
Se pasó toda la mañana buscando camellos.
Cuando llegó el mediodía, miró otra vez a su sombra y se dijo:
"¡Está bien!... Me conformaré con un ratón"
2
Una mañana la zorra se despertó con cierta sequedad en la
garganta y con un vivo deseo de comer algo refrescante distinto de su acostumbrada comida. Por ejemplo, un buen racimo de uvas. Y llegaba hasta ella un rico olorcillo de uva moscatel.
"Bueno -dijo para sí la zorra-. Hoy quiero cambiar. Después de tanta carne de ratón, me sentará bien un poco de fruta."
Y se dirigió hacia la parra cuyo aroma había percibido. Apretados racimos colgaban de ella. Había muchos, pero...
"¡Que extraño! -rezongó el animal-, no creí que estuvieran tan altos. De un buen salto los alcanzaré."
Tomó carrera y saltó abriendo la boca. Pero, ¡qué va! Llegó a un palmo del racimo: el salto se le quedó corto. Sin embargo, la zorra no se desanimó. De nuevo tomó carrera y volvió a saltar: ¡nada! Probó otra vez a insistió en la prueba, pero las uvas parecían cada vez más altas.
Jadeando por el esfuerzo, la zorra se convenció de que era inútil repetir el intento. Los racimos estaban a demasiada altura para poder alcanzarlos de un salto.
Se resignó, pues, a renunciar a las uvas, y se disponía a regresar al bosque, cuando se dio cuenta de que desde una rama cercana un pajarillo había observado toda la escena. ¡Qué ridículo papel estuvo haciendo! Precisamente ella, la señora zorra, no había conseguido apoderarse de lo que le gustaba. Pero al punto halló lo que creyó una salida airosa
-¿Sabes? -dijo, dirigiéndose al pajarillo-, me avisaron de que estaban maduras, pero veo que aún están verdes. Por eso no quiero tomarlas. Las uvas verdes no son un plato apropiado para quien tiene tan buen paladar como yo.
3
Dijo la Zorra al Busto,
Después de olerlo:
«Tu cabeza es hermosa,
Pero sin seso»
Como éste hay muchos,
Que aunque parecen hombres,
Sólo son bustos.
miércoles, 10 de febrero de 2010
Claudio Lepratti (1969- )
...para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte
matar y matar más para seguir matando
y condenarse a la blindada soledad
para matar al hombre que era un pueblo
tuvieron que quedarse sin el pueblo...
Benedetti