Manso y veloz, el esperado imprevisto ella llega con su gracia vital y posando sus perfectos pies frente a mi umbral me bendice la casa, y el cuerpo Atento! me digo, mientras, preñado de sonidos efímeros, trato de atrapar alguno, para representarlo, con mis mediocres facultades.
Todos los poetas generosos la generaron hembra, Y así, hembra como la tierra y liviana como el aire, invadió pechos y cráneos, de generación en generación, como un agua afortunadamente eterna.
Sus besos son susurros y sus susurros son besos, portadores de ese encanto que algunos llaman entusiasmo y otros llaman Dios.
Nunca dejes de susurrarme, nunca dejes de besarme, bésame!, susúrrame! aunque sea una vez al año, o una vez al siglo mi umbral te espera, mi pecho te desea, mis mediocres facultades te necesitan como la eternidad a un instante.
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